Comencemos describiendo la situación: después de un pase muy largo, el atacante canadiense Mark Pearson se encontró contra el arquero rival. En lugar de simplemente bajar la cabeza, conducir la bocha con velocidad y no pensar en qué hacer, hizo lo que cualquier buen atacante debería hacer en una situación como ésta.
1. Lo primero que hizo fue fijar sus ojos en la bocha, asegurándose de que la pelota esté bajo control total al momento de la recepcion.
2. Lo segundo que hizo fue mirar hacia arriba para ver qué estaba haciendo el arquero. En lugar de correr directamente hacia el oponente, se tomó un segundo para evaluar la situación.
3. Una vez que pudo hacer una evaluación adecuada de lo que estaba enfrentando, volvió a enfocarse en la pelota para asegurarse de que la ejecución fuera 100% correcta.
4. El gol terminó siendo entre las piernas del arquero. Esto pasa porque el atacante pudo determinar el momento del tiro dándose cuenta de que el arquero estaba todavía en movimiento.
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